La Universidad de Michigan se encuentra bajo el escrutinio de la NCAA tras alegaciones de que el equipo de fútbol americano participó en la práctica prohibida de robar señales a los oponentes. Se dice que esto se realizó mediante métodos de observación en persona, lo cual está prohibido por las reglas de la NCAA desde 1994. A pesar de que el robo de señales en sí mismo no es ilegal si no se emplea tecnología electrónica, el envío de individuos para observar en persona a futuros oponentes dentro de la misma temporada sí lo es. Las acusaciones sostienen que tal práctica ha estado ocurriendo durante varios años, lo que ha llevado a un debate sobre la integridad y el espíritu deportivo en el fútbol universitario.